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habitare, 2022
5' 34''

 

La mirada del otro como punto de partida para crear un nosotros. El espacio interior e íntimo para crear uno común y público. Los ojos que todo lo ven, compartidos. Los espacios ocultos sacados al exterior.

Dios todopoderoso, que nos observa en cada segundo de nuestra existencia. Dios todopoderoso al que imploramos perdón, al que rogamos libertad, al que confiamos nuestros sueños. El cielo, lugar encantado al que solo van los buenos. Lugar prometido. Lugar robado a los pájaros.

El cielo todopoderoso. Que todos vemos. Que todos admiramos. Divinidad invisible.

Todos caminos dan a Roma como todas ventanas dan al cielo.

Cada ser ve toda su vida, pero no la del resto. Todos contemplamos los mismos edificios y las mismas calles, pero de nuestra pared cuelgan recuerdos. Invisibles. Reservados para los buenos.

Dios todopoderoso, ente abstracto que se sitúa en medio de todo. Nos mira a todos a la vez, nos condena y salva si creemos en la posibilidad de. Si somos leales a unos mandatos y a las obligaciones del buen religioso. Si tenemos fe.

La mirada todopoderosa llevada a la cotidianidad. La mirada inquisidora. La mirada del buen vecino. La mirada de quien busca algo para condenar. La mirada de quien mira una pared esperando mirar el cielo. La mirada de quien mirando una pared parte al cielo. La mirada de quien comparte muro, pero no recuerdos. La mirada de quien comparte calle, pero no zapatos.

La mirada del vecino, del cercano, la mirada que acorta espacios. Lo que nos convierte en todopoderosos. En jueces, en condenados.

Los espacios en los que depositamos nuestros ruegos. Y que observamos esperando a que pase algo.

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